diumenge, 4 de març del 2007

El pecho sintético


Ayer fue uno de esos días en los que no sabes si la evolución de la especie está por encima de la evolución de la ciencia o simplemente ya hemos pasado la barrera y somos un poco más sintéticos cada día.

Me explico:

Fuimos al pediatra con Quim que ahora tiene cuatro meses y le tocaban las vacunas pertinentes. De paso lo pesamos para ver qué tal iba. Yo ya sé que es un niño menudo, cuestión de genética, por eso no me he extrañado hasta ahora cada vez que lo pesamos y su aumento ha sido siempre moderado. Pero ayer, oh, sorpresa! No sólo no aumentó sino que bajó unos gramos desde la última vez. El pediatra puso el grito en el cielo. Ya desde el principio hemos tenido nuestros más y nuestros menos respecto al modelo de crianza de Quim: yo me he empeñado en criarlo sólo a pecho y el pediatra ha luchado para que le diéramos un complemento prácticamente desde el primer mes. Para acallar mi conciencia he estado tirando por el fregadero todos los biberones que mi hijo no ha querido (cierto es que alguno sí le ha venido de gusto). Y yo venga a insistir que el niño no quiere el complemento, que con el pecho se queda siempre satisfecho; él venga a insistir que las tomas han de ser cada tres horas y no cada vez que el bebé me pide; yo venga a insistir que nadie, ni siquiera las personas, tiene un horario tan estricto en las comidas, ¿cómo vamos a pretender que lo tengan los niños recién nacidos si en su vida intrauterina eso de los horarios de comer y dormir no existía? Así hemos estado cuatro meses. Pero claro, ayer fue el colmo. “Ahora sí que va en serio (como si hasta ahora todo hubiera sido una tontería), fuera pecho y sólo biberón; para que no te haga daño la subida de leche te lo vamos a quitar poco a poco, este niño tiene que engordar”. Así que, por si no nos había quedado claro, dar de pecho es sólo una cuestión funcional. Yo pensaba que iba un poco más allá. Yo tenía entendido que dar el pecho daba cariño, seguridad, amparo, consuelo, calor, comprensión y un sinfín de cosas además de alimentar al bebé.

Ahora es el momento de buscar un pediatra que sea menos científico y más humano. Que vea al niño y a la madre como un todo y no por separado, porque es artificial pensar que desde el momento que se corta el cordón umbilical ipso facto quedan las dos personas separados. Por la poca experiencia que tengo, ese proceso de separación es mucho más lento y requiere mucho apoyo. Las mujeres lo tenemos todo en contra para criar a nuestros hijos de la forma más natural y tranquila posible.

En definitivo yo sólo pretendo amamantar un poco de humanidad en mi hijo.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Paqui, quiero que sepas que soy de tu opinión, nadie mejor que tú sabe si tu hijo se queda satisfecho después de cada toma, y el pecho no es sólo una acción de alimentar, sino de dar calor humano y amor.
Poco te puedo decir de ésto, puesto que no tengo experiencia pero por lógica, creo que quitarle el pecho de tolpe, puede ser traumatizante para Quim.
Un beso.

galérien ha dit...

Pues nada, a ver si los pediatras de la vieja escuela van siendo substituídos por profesionales un poco más enterados del tema. Tengo entendido que en toda la carrera de pediatría sólo tienen una hora de docencia respecto al tema de lactancia... así van las cosas