dissabte, 19 de febrer del 2011

Las vacas voladoras

Las vacas voladoras son una especie animal que sí existe.
Tal y como lo lee: sí existe.

Sinó mire a su alrededor y verá un número considerable de jóvenes mirando al infinito por encima de sus cabezas, como ensimismados, como si sus ojos viesen a través del tiempo y del espacio. Fíjese que esos chicos y chicas no parpadean, quizá para no perder detalle de la belleza de un animal tan inmenso volando plácidamente por los prados azules del cielo. Pregúnteles y verá como tengo razón. (Bueno, eso si quieren decir la verdad, ya sabe que a estas edades la verdad es un concepto que aún no está definido del todo: la verdad para ellos es “comme ainsi comme asá”. Para nosotros, los adultos, la verdad es algo más esquemática, por eso no podemos ver las vacas voladoras, ni la luna de Valencia, ni las musarañas montando una gran dormida colectiva. “C'est la vie”).

¿Pero cómo? ¿No se acuerda de cuando usted tenía la misma edad y el mismo aspecto que estos retoños? ¿Nunca dejó sus ojos libres como hacen ellos ahora? ¿Qué drama le impidió desarrollar la vista fina? Sí, sí, se lo aseguro, yo aún me acuerdo incluso de los colores de las manchas de los lomos de las vacas; es más, creo recordar que cuando llovía ellas aprovechaban para vaciar sus ubres y así nutrir la tierra con su leche. Sólo había que atreverse a salir a la calle mientras llovía, mirar hacia arriba sin parpadear y dejarse llorar por las gotas de lluvia, entonces podías apreciar gotas blancas, radiantes y pesadas: ¡era fantástico! Las vacas, locas de alegría, iban por ahí por las nubes ordeñándose unas a otras, poniendo su leche en regaderas para vaciarlas de inmediato (ya se sabe que la leche puede amargarse muy rápido si no se consume al poco de ser ordeñada).

“C'est le lait”.